Madrid no tiene playa, pero tiene algunos paraísos naturales donde podrás refrescarte este verano a la vez que disfrutas de indescriptibles paisajes llenos de vida y naturaleza.
Las Dehesas, en Cercedilla
A tan sólo 60 kilómetros de Madrid podrás disfrutar de unas espectaculares vistas de la Sierra de Guadarrama mientras te das un baño refrescante en esta piscina natural, creada en 1978 y situada en Cercedilla. Durante todo el año, la temperatura de esta piscina es gélida y el agua está tratada con cloro.
El Pantano de San Juan, la playa de Madrid
El Pantano de San Juan es para muchos madrileños el sitio preferido para pasar un día de verano. Se encuentra a 70 kilómetros de Madrid, en la localidad de San Martín de Valdeiglesias y cuenta con más de 14 kilómetros de playa. Además de darte un chapuzón en sus aguas, que garantizan un baño seguro y sin riesgo, puedes realizar diferentes actividades acuáticas, como piragïsmo, vela o pesca.
Las Presillas de Rascafría
Las piscinas naturales de Rascafría se encuentran en el Valle del paular, a 94 kilómetros de la capital y a orillas del río Lozoya. Este enclave paradisíaco se caracteriza, como su propio nombre indica por aguas gélidas, donde poder escaparte del calor de la ciudad y refrescarte en la piscina integrada en el propio cauce del río.
Río Sequillo, 200 especies vegetales diferentes
Río Sequillo está situado en la localidad de Buitrago de Lozoya, a 74 kilómetros de la capital. Es una de las piscinas naturales más grandes de Madrid y está totalmente adaptada para personas con discapacidad y niños, ya que cuenta con dos piscinas, una para adultos y otro para los más pequeños. En total tiene una superficie de 4.500 metros cuadrados, donde te alejarás del bullicio de la ciudad y disfrutarás de este rincón idílico, en el que conviven más de 200 especies vegetales diferentes.
La playa de la Pavera, en Aranjuez
Otra de las posibilidades que brinda Madrid es la playa de la Pavara, a 50 kilómetros de Madrid. Es una playa formada sobre el Tajo, ideal para ir con los más pequeño, debido a la poca corriente y profundidad.